El espíritu y el viaje de la vida

La palabra “espíritu” tiene muchos significados. En el diccionario de la RAE aparece, entre otras, la definición de “ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo”. Esta página pretende compartir algunos de los viajes que he realizado en mi vida con ese espíritu de ánimo, brío, gozo. Desde pequeño, para mí los viajes han constituido un acercamiento a otras personas, otras culturas, otros mundos, que en el fondo me han ayudado a conocerme un poco más a mí mismo. ¿Por qué? Como las grandes tradiciones espirituales enseñan, todos los seres vivos formamos parte de una unidad. “Todos somos hermanos”, proclaman personajes tan distantes en el tiempo y el espacio como Jesús de Nazaret o el neoconfuciano Zhang Zai. Acabo de emplear otra concepción de la palabra “espiritual”, la que relaciona el término con la filosofía y la religión, particularmente con el misticismo, y en general la que opone “espíritu” a “materia”. Sin embargo, aunque algunos de los viajes que aquí aparecen se podrían calificar como espirituales, otros son claramente mundanos, y de cualquier forma para viajar hay que emplear el cuerpo, un ente muy material.

Otra de las definiciones que aparecen para la palabra “espíritu” en el diccionario de la RAE es “principio generador, carácter íntimo, esencia o sustancia de algo”. Un concepto de la filosofía china que podría corresponder con esa definición es el qi 氣 (pronunciado “chi” en chino, o “ki” en japonés). El qi es la esencia o sustancia que forma todas las cosas, incluyendo a los seres humanos. Es el componente constitutivo de todo, pero dentro de la cosmovisión china, profundamente dinámica, es a la vez materia y energía. La materia aparentemente se opone al espíritu en la concepción dualista de Occidente, pero en China, ambos conceptos pueden considerarse complementarios, incluso similares, dos caras de la misma moneda. En la medicina tradicional china, el qi es la energía constitutiva del ser humano, el principio activo, vigoroso, que da la vida y la salud. Generalmente, los viajes me han dado salud, han fortificado mi qi. Por eso he creado esta página, para compartir mis vivencias y ayudar a que los que viajen a través de los textos y fotografías que expongo, puedan activar también su energía vital y fortalecer su espíritu.

Esta página Web nació a partir de la idea de participar de mis viajes a mi gran amigo Sergio Serrablo, que desde hace varios años sufre una larga y dolorosa enfermedad (según la cosmovisión china, su qi ha estado falto de vigor). Sergio ha viajado conmigo durante meses a través de mis fotos y mis textos. Empecé a compartir también estas crónicas con otras personas importantes de mi vida, por ejemplo mis padres. Pero como varios amigos también se interesaron por mis crónicas, decidí lanzarlas al mundo virtual de Internet, para que pudieran llegar a más familiares, amigos, o simplemente hermanos desconocidos (todos los seres humanos somos hermanos, como aseveran Jesús y Zhang Zai, ¿recuerdas?). Esta página ha sido realizada, a nivel técnico, por Ellioth Rodríguez, mi pareja, y a nivel de contenido, por el que les está hablando, José Antonio Cervera. La idea para este sitio Web surgió en la segunda mitad de 2019, pero ha sido en el 2020, durante la pandemia que nos ha encerrado en casa a miles de millones de personas, cuando Ellioth ha hecho la mayor parte de la programación y cuando yo he empezado a elaborar la crónica de varios viajes, comenzando por algunos que realicé el año pasado por España. En los próximos meses y años, espero subir crónicas y fotos de otros muchos viajes, tanto de los del pasado (reciente o lejano) como de los que faltan por llegar, pues espero seguir viajando durante muchos años más.

Si has llegado a leer hasta aquí, en este mundo en el que están de moda los mensajes cortos, telegráficos (tuits de no más de 280 caracteres), entonces es que eres una persona con espíritu. Espero que te gusten mis viajes. Si quieres dejar cualquier comentario, puedes escribirme a la dirección de correo electrónico (antonio@viajandoconespiritu.com). Prometo contestar a todos los mensajes que reciba, aunque no me comprometo con el tiempo de contestación. Como en cualquier viaje, parte de la experiencia es la falta de prisa…

Nota sobre las imágenes: En esta introducción a “Viajando con espíritu” hay varias fotografías, todas ellas tomadas en los últimos años y bastante significativas para mí. La primera es de Zaragoza (julio de 2019), mi querida ciudad y punto de partida de todos los viajes, ya que allí nací. Sigue Tian’an men, en Pekín (septiembre de 2018). Mi salto a Asia Oriental hace ya muchos años significó para mí el inicio de los grandes viajes, tanto a nivel geográfico como vital. La siguiente imagen es Jerusalén, la Ciudad Santa por antonomasia (diciembre de 2017). Después aparezco junto con Ellioth Rodríguez, autor material de esta página Web, navegando entre España e Italia (diciembre de 2018). No podía faltar aquí el mar. Aunque soy de tierra adentro y nunca he vivido en un lugar de costa, el mar representa para mí un lugar muy especial, donde el espíritu puede regocijarse en extremo, y por eso en los últimos años he intentado ir al mar y navegar lo que he podido. Después he añadido una foto del castillo de Gormaz, en Soria (mayo de 2019). En cualquier viaje espiritual, lo más importante y difícil es la vuelta a la vida ordinaria; mi descubrimiento de que no hace falta viajar a Nepal, Tanzania o la Antártida para disfrutar de un gran viaje, sino que al lado de mi ciudad natal hay lugares espectaculares como el que aparece en esta foto, ha sido para mí un gran hallazgo de estos últimos años. Por último, no podía faltar México, mi país de adopción y de residencia actual. La última foto muestra el Cerro de la Silla, en Monterrey (octubre de 2019).

Por último, la fotografía de la portada fue tomada en julio de 2019, muy cerca de la maravillosa ciudad de San Francisco. Se trata de “Lands End”, es decir, “El final de la tierra”, un acantilado que se adentra sobre el Océano Pacífico. En latín, el nombre sería “Finisterre”, como el famoso cabo en Galicia, relacionado en cierta forma con el Camino de Santiago. “Lands End” está muy cerca de la “Puerta Dorada” (Golden Gate en inglés), el estrecho que comunica la Bahía de San Francisco con el Océano, y sobre el que se encuentra el puente de fama mundial, el cual por cierto aparece al fondo de la foto, entre nubes. Es uno de los lugares más bellos y místicos en los que he estado. En un emplazamiento así de espiritual, alguien construyó un laberinto, siguiendo el mismo diseño del que se encuentra en la Grace Cathedral de San Francisco y en la catedral de Chartres (Francia), realizado hace más de ocho siglos. La mejor descripción del laberinto la encontré precisamente en la Grace Cathedral: “El laberinto: una senda que se encuentra en muchas formas en culturas alrededor del mundo desde tiempos antiguos. Este diseño particular de laberinto fue creado en 1201 para la catedral de Chartres en Francia. En la tradición cristiana caminar por el laberinto representa un peregrinaje sagrado, un viaje dentro de la búsqueda espiritual más amplia de la vida. Los laberintos también están abiertos a que los pueda caminar cualquier persona como una práctica cultural no específicamente religiosa, buscando la bondad. Uno puede andar el laberinto para aquietar la mente, para encontrar el equilibrio, para incentivar la meditación y la introspección o para la celebración”. No se me ocurre un símbolo mejor para los viajes, para el viaje espiritual de la vida en el que todos estamos embarcados.